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LOS DÍAS COMO HOY

IMAGEN CAMAROTE

Hay días, como hoy, en los que me encantaría que alguien se hiciera cargo de mi vida, alguien que me dijera como en las películas: “todo va a estar bien”, “yo me ocupo” y yo me pudiera sentar a sentir el tiempo, a olerlo, a ver/sin ver su silencio, sólo por el placer de hacerlo.

No tener que pensar, ni tirar, ni buscar respuestas, ni aceptar, ni asumir, ni luchar, sólo estar, simplemente estar. Dar una tregua a mi espíritu, a la fatiga de las pequeñas cosas.

Los días como hoy, cuando la magia parece esconderse, donde la tierra de nadie se convierte en el único lugar desapacible donde estar.  Los días como hoy, cuando salir a flote se lleva tan cuesta arriba.

En días como hoy es cuando descubro que nada está resuelto y que la construcción diaria de uno/a mismo/a es necesaria, pese a que en el ambiente huela a miedo e incertidumbre.

Necesito uno de estos días, como el de hoy, para darme cuenta de que debo seguir trabajando. Si no fuera por hoy yo estaría perdida, adormecida en un limbo donde nada es mi responsabilidad y todo se lo debo al infortunio de ser humana y madura y todas esas cosas importantes que tanto agotan.

Pero hoy y sólo hoy, por ser un día de esos, asumo la responsabilidad de tirar hacia delante. Le robo al infortunio el trabajo de protestar y abandonarse y me responsabilizo de esta dura tarea de tirar de mí y digerir cada tajada de vida, a pesar de todo, con la alegría de haberme dado cuenta y con la valentía de destapar tras este día de hoy la dicha de descubrirme una vez más y saberme incompleta, descubridora, y profundamente humana.